Mi bella Hiroshima:
Una columna de humo asciende rápidamente cegando mis ojos ante el esplendor de tu tierna piel, tu vida y tu ahora deslumbrante inocencia
Tus cabellos muestran un terrible cielo color rojo. Al verte, mi bella Hiroshima, en mi corazón hay violenta turbulencia. Quiero ser tu cielo, quiero abarcarte, quiero gobernar tus pensamientos
Vuelo sobre tus labios, turbulentos, siempre turbulentos, creciente y burbujeante masa gris violácea pronto arrasará con todo tu ser en un beso cuyo núcleo rojo es correspondido, ¡mátame!, ¡muero!, ¿Qué hemos hecho?
Todo es pura turbulencia. Los incendios se extienden por todas partes como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas.
Bésame más Hiroshima uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis… catorce, quince besos, es imposible tantas brasas, nos ahogamos el uno al otro, nos amamos ¿Que hemos hecho?
Pronto nos fusionamos por completo, somos uno en un mismo resplandor, llegará el clímax, que ahogaran nuestros gritos…
"Aquí llega la forma de hongo de la que nos habló el capitán Parsons. Viene hacia aquí. Es como una masa de melaza burbujeante. El hongo se extiende. Puede que tenga mil quinientos o quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura"
Nuestro devenir crece y crece desde las insinuaciones en aquella bahía ¿lo recuerdas? yo si, siempre, por eso he venido hoy por ti, para llevarte conmigo para siempre.
Esto crece más y más desde aquellos días, ahora ya es muy negro, pero los extraños tintes violáceos vuelven y aparecen como una densa niebla que te atraviesa cual lanzallamas en tu inocente, blanco y quirúrgico, corazón, justo en medio.
Solo somos nosotros, recuérdalo, la ciudad debe estar bajo todo eso, bajo nosotros, bajo nuestra piel fundida, todo desaparece, solo somos nosotros, desaparecen las colinas, el muelle ¿Qué hemos hecho?
Atte. Tu “little boy” Enola Gay
Una columna de humo asciende rápidamente cegando mis ojos ante el esplendor de tu tierna piel, tu vida y tu ahora deslumbrante inocencia
Tus cabellos muestran un terrible cielo color rojo. Al verte, mi bella Hiroshima, en mi corazón hay violenta turbulencia. Quiero ser tu cielo, quiero abarcarte, quiero gobernar tus pensamientos
Vuelo sobre tus labios, turbulentos, siempre turbulentos, creciente y burbujeante masa gris violácea pronto arrasará con todo tu ser en un beso cuyo núcleo rojo es correspondido, ¡mátame!, ¡muero!, ¿Qué hemos hecho?
Todo es pura turbulencia. Los incendios se extienden por todas partes como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas.
Bésame más Hiroshima uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis… catorce, quince besos, es imposible tantas brasas, nos ahogamos el uno al otro, nos amamos ¿Que hemos hecho?
Pronto nos fusionamos por completo, somos uno en un mismo resplandor, llegará el clímax, que ahogaran nuestros gritos…
"Aquí llega la forma de hongo de la que nos habló el capitán Parsons. Viene hacia aquí. Es como una masa de melaza burbujeante. El hongo se extiende. Puede que tenga mil quinientos o quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura"
Nuestro devenir crece y crece desde las insinuaciones en aquella bahía ¿lo recuerdas? yo si, siempre, por eso he venido hoy por ti, para llevarte conmigo para siempre.
Esto crece más y más desde aquellos días, ahora ya es muy negro, pero los extraños tintes violáceos vuelven y aparecen como una densa niebla que te atraviesa cual lanzallamas en tu inocente, blanco y quirúrgico, corazón, justo en medio.
Solo somos nosotros, recuérdalo, la ciudad debe estar bajo todo eso, bajo nosotros, bajo nuestra piel fundida, todo desaparece, solo somos nosotros, desaparecen las colinas, el muelle ¿Qué hemos hecho?
Atte. Tu “little boy” Enola Gay